Ya sea que vas a emprender un nuevo proyecto, abrir una nueva línea de producto o servicio, o porque buscas financiación para hacer crecer tu empresa, necesitas sentarte un momento y analizar los números de tu negocio a conciencia.
Dicho así parece obvio, pero la realidad es que no todo el mundo realiza un análisis profundo de sus cuentas, ni de su mercado, ni de lo que vende. No se suelen elaborar previsiones a medio largo plazo, la tendencia es más bien cortoplacista.
Muchos emprendedores no saben cuál es su margen de beneficio, ni cuál de sus productos o servicios ofrece mayor rentabilidad.
Es verdad que ahora mismo, el ambiente de incertidumbre que nos rodea nos impide a todos planificar con claridad. Sin embargo, piensa que todo en esta vida son ciclos, sean de la índole que sean, pasarán y hay que adaptarse a ellos.
Así que quizás sea ahora el momento de sentarte a analizar tu proyecto y dedicarle tiempo. Es importante que lo hagas, los resultados obtenidos serán fundamentales para ayudarte a crecer.
La información te va a dar poder y eso te permitirá estabilizar tus ingresos y aumentar tus beneficios
Toma nota de los cinco errores más habituales que se cometen a la hora de “echar números” en un negocio y evítalos.
Exceso de optimismo
Hay una frase que se repite a menudo en los programas de desarrollo personal y profesional que dice así: “Sé optimista y piensa en grande”. Y está muy bien, no puedes tener una mentalidad limitante si has decidido emprender, sin embargo, hay que ser realista y planificar con estrategia.
Plantéate más de un escenario, es muy común centrarte en el más optimista, (y ojalá fuera así). Pero es importante prever soluciones para situaciones complicadas, para no fracasar, y también para no morir de éxito.
Un negocio pequeño y rentable puede valer mucho más que un negocio grande que sobrevive al borde de su capacidad.
Mike Michalowicz, autor de “La ganancia es lo primero”
No contemplar los impuestos en tu plan
Sí, hay personas que no lo tienen en cuenta, pero Hacienda llama a la puerta, no dos veces como el cartero, sino en más de una ocasión.
No incluir en tu planificación los pagos de impuestos te ocasionará problemas de tesorería.
De hecho, es habitual llevarse las manos a la cabeza cuando toca pagar, y los ingresos que has recibido (y que no son tuyos) se han destinado a otros pagos.
Te recomendamos que seas previsor y deposites el dinero de tus impuestos en una cuenta aparte de la que realizas tus operaciones habituales.
No conocer tu mercado
Ten en cuenta esto. Tu producto o servicio le tiene que interesar a alguien, tiene que satisfacer una necesidad, así de claro, si no, no hay ventas. Da igual que tu nicho sea grande o pequeño.
Pueden darse dos casos y en ambos necesitarás emplear tiempo y dinero:
- 1.- No tienes competencia, entonces tendrás que invertir en testar tu producto y comprobar si tiene aceptación. Contémplalo en tu análisis.
- 2.- Tienes mucha competencia. Tendrás que ser capaz de mostrar a tu cliente que tu producto o servicio es diferente al del resto. Esto te permitirá hacerte con un pedazo del pastel.
¿Nuestra recomendación?
Pivota tu negocio, dale vueltas y busca otro enfoque diferente si ves que por el camino elegido no hay salida.
No disponer de un fondo de maniobra.
Abrir el cierre de tu negocio no es sinónimo de llegar y besar el santo. El arranque es duro y en tu estudio tienes que contemplar cuántos meses vas a poder resistir sin ingresos y cuáles son los recursos propios con los que vas a contar.
Apoyarse en subvenciones y ayudas para empezar es un error, tardan en llegar, y los gastos están ahí desde el primer día.
Y por cierto, recuerda que debes controlar los pequeños gastos, un minúsculo agujero, es capaz de hundir un barco.
Aferrarse a un imposible
Cuando uno emprende no tiene en mente fracasar. Pero el fracaso está ahí, forma parte del emprendimiento y es algo habitual. No hay que considerarlo como algo malo, sino como parte del proceso, un aprendizaje.
Por esa razón, es importante que desde el primer momento contemples en tu planificación esa posibilidad, y a partir de ahí establezcas una fecha limite de abandono si no se consiguen los objetivos marcados.
Desarrolla un hipotético plan de cierre o de cambio de negocio. Hacer estas gestiones con tiempo te permitirá tener margen de maniobra, renegociar tus préstamos y evitar que el golpe sea aún mayor.
Analiza, corrige y planifica
No es cuestión de sufrir parálisis por análisis, pero sí que tengas bajo control tu negocio y además:
- Que contemples en tu plan los imprevistos que puedan surgir.
- Que mantengas tus finanzas saneadas.
- Que tengas capacidad de reacción ante un giro económico inesperado.
Ya, fácil no es. Ahora imagina llevarlo a cabo sin hacer números de verdad. ¿Lo ves? Puede convertirse en una locura.
Nosotros tenemos un defecto, y es que nos gusta rascar la superficie hasta dar con las cifras que de verdad importan, esas que te dicen que por ahí vas bien y que eres el candidato perfecto para solicitar esa financiación que necesitas para crecer. ¿Quieres que te ayudemos? Hablemos